Rusia ha encontrado una manera de eludir las sanciones tecnológicas impuestas por Occidente, según informan diversas fuentes. Mientras que la aduana rusa reporta una caída significativa en la importación de procesadores de Intel y AMD en 2024, las empresas tecnológicas locales afirman lo contrario. Los fabricantes rusos aseguran que las compras de CPUs han aumentado un 30% respecto al año anterior, lo que genera incertidumbre sobre la verdadera situación del mercado.
Las empresas rusas, incluidos nombres como Rikor y el Grupo Lotus, sostienen que no enfrentan escasez y aseguran que han importado 120,000 unidades en 2024, superando los niveles del año anterior. La discrepancia con las estadísticas oficiales parece estar vinculada a la opacidad en el proceso de importación. Muchas veces, los procesadores se declaran bajo categorías más amplias o no se especifican, superando así los controles internacionales.
Hong Kong, India y, especialmente, Malasia, han emergido como principales puntos de tránsito para estas importaciones reetiquetadas. Desde estos lugares, los procesadores llegan a Rusia sin marcas visibles, dificultando su rastreo.
A pesar de la complejidad logística, el aumento de precios ha sido moderado, con incrementos entre el 10% y el 12%. Las empresas consideran estos costos asumibles frente al riesgo de detener la producción. En 2025, se espera la llegada de hasta 300,000 nuevos procesadores para satisfacer la demanda interna de servidores.
La producción nacional de equipos informáticos también ha aumentado, registrando 181,000 millones de rublos en 2024, lo que sugiere una recuperación del sector tecnológico en Rusia.
Este escenario pone en duda la eficacia de las sanciones de Estados Unidos, ya que, aunque endurecen su discurso, los procesadores siguen llegando mediante canales secundarios. Un informe advierte que parte de estas CPUs se utilizan en sectores estratégicos como infraestructuras críticas y defensa, donde son vitales para mantener la competitividad.
La experiencia rusa muestra que, sin una cooperación global más eficaz en el control aduanero, las sanciones pueden ser eludidas. En lugar de limitar tecnológicamente a Rusia, las restricciones han fomentado la creación de una sofisticada red de suministro paralelo que sigue operando vigorosamente. Así, el conflicto entre geopolítica y tecnología se intensifica, sin un final claro a la vista.