El presidente ha tomado la decisión de congelar la ayuda exterior, exceptuando las partidas destinadas a Egipto e Israel, mientras se lleva a cabo una evaluación detallada para determinar si cada componente de esta asistencia está en consonancia con la nueva agenda del gobierno. Esta medida busca asegurar que los fondos internacionales contribuyan de manera efectiva a las prioridades actuales de la administración, marcando así un giro significativo en la política exterior. Los recursos destinados a Egipto e Israel quedan al margen de esta suspensión, reflejando su importancia estratégica en la política regional.
Leer noticia completa en El Mundo.