La SMIC, principal fabricante chino de semiconductores, enfrenta desafíos significativos debido a las sanciones estadounidenses, las cuales han impedido que los proveedores norteamericanos brinden la asistencia técnica necesaria para el mantenimiento de sus equipos. Esto obliga a ingenieros locales, carentes de certificación oficial, a asumir tareas críticas, lo que incrementa el riesgo de errores.
La empresa anticipa una reducción de hasta un 6% en sus ingresos del segundo trimestre, principalmente por problemas técnicos en el mantenimiento anual de sus herramientas de fabricación de obleas. Aunque los precios de venta no se han visto afectados, los fallos en las herramientas han reducido el volumen de producción aprovechable. Esta dependencia de tecnología estadounidense subraya las debilidades estructurales en la cadena de valor china, a pesar de sus esfuerzos por alcanzar la autosuficiencia tecnológica.
En el primer trimestre de 2025, SMIC reportó ingresos de 2.247 millones de dólares, con un incremento en los envíos de obleas de 200 mm y 300 mm. Sin embargo, los problemas técnicos han forzado a la empresa a desviar entre 30 y 75 millones de dólares del presupuesto de investigación y desarrollo, lo que podría afectar la innovación futura.
A pesar de los desafíos, la empresa mantiene un plan de inversión de capital anual de 7.500 millones de dólares. Haijun Zhao, co-CEO de SMIC, minimiza el impacto de las restricciones comerciales, aunque advierte sobre posibles aumentos de precios en el mercado de chips.
Este escenario resalta la fragilidad de las cadenas de suministro globales, cada vez más fragmentadas por tensión geopolítica, en el marco de la guerra tecnológica entre China y Estados Unidos. Mientras SMIC se enfrenta a estos desafíos, el sector mundial de semiconductores observa con atención los posibles efectos en precios, disponibilidad y ritmo de innovación.