A lo largo del año, el Banco Santander se ha comprometido a dejar una huella positiva en las comunidades donde opera mediante una serie de iniciativas y proyectos diseñados para impactar favorablemente en la sociedad. Marta Aisa, directora de Sostenibilidad de Santander España, destaca el voluntariado corporativo como un pilar clave en este esfuerzo, enfatizando su relevancia para apoyar a los colectivos más vulnerables de la comunidad. “Es imprescindible la labor altruista que realizan los Voluntarios Santander, destinando parte de su tiempo en ayudar a los que más lo necesitan”, señala Aisa.
La entidad financiera ha desarrollado una amplia gama de programas que abordan diversas problemáticas sociales. Uno de los más notables es «Finanzas para Mortales», centrado en ofrecer educación financiera a grupos sensibles como niños, adolescentes, personas mayores y emprendedores sociales. Este programa, que ya tiene más de 12 años de trayectoria, ha recibido el reconocimiento del Banco de España y la CNMV como uno de los más destacados en su ámbito.
Por otro lado, «Santander Natura» se dedica a la conservación del medio ambiente mediante la recogida de residuos en entornos naturales, integrando a empleados, sus familias y asociaciones diversas en estas actividades. «Coach Exit» ha alcanzado su edición número 15, ofreciendo apoyo a adolescentes en riesgo de abandonar sus estudios. Asimismo, el proyecto «De mujer a mujer» brinda asesoramiento laboral a mujeres víctimas de violencia de género.
El Banco también se involucra en una serie de actividades solidarias, como el apoyo a comedores sociales y la organización de campañas para recolectar alimentos y ropa. Un elemento notable es el programa de voluntariado profesional, que ofrece la experiencia de empleados especializados para asistir a organizaciones del tercer sector en áreas como recursos humanos, comunicación y tecnología.
Sergio Cabrera, mentor en «Coach Exit», comparte su experiencia destacando el valor que el tiempo dedicado aporta a quienes más lo necesitan. “Las horas que uno dedica, las personas que las reciben las valoran por mil. No puedo más que animar a quienes aún se lo estén pensando; no van a arrepentirse”, comenta Cabrera, evidenciando el impacto positivo que estas iniciativas generan tanto en los voluntarios como en los beneficiarios.