Un potente terremoto de magnitud 7,3, posteriormente ajustado a 7,4 por el Centro Sismológico Euromediterráneo, sacudió Vanuatu el martes, dejando al menos 14 muertos y más de 200 heridos, principalmente en la capital, Port Vila. Las autoridades locales advierten que el número de víctimas podría aumentar, mientras continúan las operaciones de rescate en una ciudad con importantes daños estructurales, afectando incluso las embajadas de EE.UU., Reino Unido y Nueva Zelanda. El aeropuerto de Port Vila permanece cerrado para vuelos comerciales, limitándose a operar para la asistencia humanitaria. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, unas 116.000 personas se han visto afectadas, enfrentando interrupciones en las telecomunicaciones y dificultades de acceso debido al daño en infraestructuras clave. La OMS ha desplegado equipos para ayudar en el hospital principal de la ciudad, luego de que el sismo y sus réplicas, de magnitudes 5,5 y 5,4, causaran estragos en la región. El archipiélago, frecuentemente sacudido por la actividad sísmica dada su ubicación en el Anillo de Fuego del Pacífico, afronta ahora el desafío de su reconstrucción y recuperación.
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