El Partido Laborista de Australia, bajo el liderazgo de Anthony Albanese, ha obtenido una contundente victoria electoral, asegurando su permanencia en el poder por tres años más. Con el recuento superando el 60%, los laboristas lograron 71 escaños, mientras que la coalición conservadora se quedó con 23, según proyecciones de ABC. Esta victoria excede las previsiones de encuestas que anticipaban un gobierno en minoría. El líder opositor, Peter Dutton, incluso perdió su escaño en Queensland. La campaña de Albanese se centró en políticas sociales y económicas como el alto costo de la vida y la vivienda, además de señalar su intención de negociar en Washington los aranceles impuestos durante la era Trump. La participación electoral fue superior al 98% en un país donde el voto es obligatorio.
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