Las políticas migratorias del presidente Donald Trump siguen generando controversia en Estados Unidos, con especial tensión en las llamadas «ciudades santuario». Desde su primer mandato, Trump ha buscado presionar a estas ciudades, predominantemente demócratas, retirando financiación y promoviendo redadas para implementar sus medidas de deportación masiva. En California, los enfrentamientos han sido intensos, con protestas en Los Ángeles contra las tácticas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Vídeos de detenciones virales muestran a agentes actuando sin órdenes judiciales. El gobernador de Texas, Greg Abbott, previamente había trasladado a miles de inmigrantes a ciudades demócratas para presionar su capacidad de gestión y visibilizar, según él, la «hipocresía» política. Trump, persiguiendo un endurecimiento de su agenda migratoria, incluyó una lista de ciudades santuario para focalizar sus esfuerzos. Sin embargo, estudios indican que estas políticas de protección no están vinculadas a un aumento del crimen, cuestionando los argumentos del mandatario.
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