En un emotivo testimonio publicado en el Daily Mail, James Reynolds narra su experiencia cercana a la muerte durante una complicada operación de vesícula. Describe cómo, tras ser anestesiado, se sumió en una oscuridad total antes de despertarse en lo que parecía una amplia sala blanca, donde una enfermera le urgió a respirar mientras él se encontraba inmóvil, preso de una extraña incapacidad para reaccionar. A pesar de su confusión, Reynolds sintió una creciente claridad mental mientras era sometido a un respirador que finalmente lo trajo de vuelta. A lo largo del proceso, su presión arterial descendió peligrosamente, requiriendo atención médica inmediata y dosis de fentanilo que lo devolvieron a un estado de silencio y calma. Aunque recuperado, admite que la sensación de haber estado al borde de la muerte persiste en su memoria, junto al profundo agradecimiento hacia el equipo médico que con profesionalismo aseguró su bienestar.
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