La Comisión Europea está a punto de completar una propuesta para la Ley de Redes Digitales (DNA), mientras aumenta la preocupación entre diversas organizaciones por las propuestas de “participación justa” de los grandes operadores de telecomunicaciones. Estas propuestas buscan que ciertas empresas paguen tarifas de uso de red, lo que, según los críticos, podría socavar la neutralidad de la red y afectar negativamente a los consumidores.
En respuesta, la Comisión Europea está sopesando introducir un mecanismo de resolución de disputas que facilite acuerdos entre compañías tecnológicas y operadores de telecomunicaciones. Sin embargo, esto ha encendido las alarmas de la Electronic Frontier Foundation (EFF) y de más de 80 organizaciones, que han lanzado una declaración conjunta instando a preservar la neutralidad de la red en la DNA.
Los firmantes de la carta advierten que el nuevo mecanismo podría obligar a los proveedores de contenido a pagar por la entrega del tráfico, un modelo que solo beneficiaría a los operadores de telecomunicaciones y encarecería el acceso a internet. Alegan que no existe un problema de mercado que justifique tal medida, ya que el mercado de interconexión funciona adecuadamente, según el organismo regulador BEREC.
Este debate es más que una simple cuestión de políticas de telecomunicaciones; se trata del futuro del internet en Europa. Si se implementan estas tarifas, podría aumentar el costo de suscripción, reducir la variedad de servicios y frenar la innovación, afectando especialmente a startups y pequeñas empresas.
La estrategia propuesta por los operadores de telecomunicaciones ha sido descrita por los críticos como un intento de revivir modelos de negocio desfasados y monopolísticos. En un momento clave, Europa debe decidir si seguirá defendiendo un internet abierto y accesible.
