La compresión de archivos ha sido esencial en la informática desde el comienzo, persiguiendo siempre reducir el tamaño de los datos para optimizar el espacio de almacenamiento y agilizar su transmisión. Desde los años 80, se han introducido múltiples algoritmos y formatos, algunos ya en desuso y otros aún desarrollándose.
La era de los disquetes y los módems lentos de los años 80 vio nacer formatos pioneros como ARC, que causó controversia legal antes de ser reemplazado por ZIP; y ARJ, que gozaba de gran popularidad en BBS y disquetes antes de quedar obsoleto. LZH tuvo su auge en Japón y plataformas como AmigaOS y Quantum mostró alta compresión para MS-DOS pero fue rápidamente relevado. Zoo, un formato usado en Unix, también quedó en desuso.
Hoy, formatos como ZIP, RAR, 7z y Zstandard dominan el panorama. ZIP, con su compatibilidad universal aunque con compresión media, y RAR, que ofrece un excelente ratio de compresión pero es privativo, son muy utilizados. 7z, de código abierto y con compresión muy alta, es popular entre usuarios avanzados. Zstandard se destaca por su rapidez y actualidad, siendo ideal para copias de seguridad aunque todavía no está ampliamente adoptado.
Según el sistema operativo, las herramientas y el soporte varían. Windows, por ejemplo, maneja ZIP y CAB de forma nativa, mientras que en macOS, se prefieren herramientas como Keka. Linux ofrece soporte completo para una variedad de formatos, lo que permite flexibilidad en la terminal. En dispositivos móviles, aplicaciones como ZArchiver o WinZip son comunes, aunque a veces limitadas por formatos cifrados.
Casos curiosos de compresión revelan la capacidad de algoritmos avanzados, como PAQ8px y CMIX, que pueden comprimir textos grandes de Wikipedia a tamaños impresionantemente pequeños, aunque con tiempos de procesamiento largos. Competiciones como el Hutter Prize incentivan estos avances teóricos.
El futuro de la compresión se vislumbra prometedor. Algoritmos adaptativos y rápidos, como Zstandard y ZPAQ, están listos para aprovechar el poder de procesadores multinúcleo y abundante memoria RAM. La compresión específica por tipo de contenido continúa mejorando eficiencias en imágenes, videos y audios.
A pesar del progreso tecnológico y el abaratamiento del almacenamiento, los formatos de compresión siguen siendo cruciales para la eficiencia tecnológica. La elección del formato adecuado puede ser fundamental para diversas aplicaciones, desde respaldos y transferencias hasta la distribución de software, definiendo el impacto en el rendimiento y la eficacia de las operaciones diarias en el mundo digital.