El pasado 1 de agosto entró en vigor el Reglamento de Inteligencia Artificial de la Unión Europea, una normativa que tiene como objetivo regular el uso de esta tecnología en el mercado europeo. Su fin es fomentar el desarrollo y uso de la IA de manera segura, sin comprometer los derechos fundamentales de las personas. Sin embargo, a pesar de su importancia, la comprensión de esta nueva normativa sigue siendo limitada entre los ciudadanos europeos.
Según una encuesta realizada por Entelgy, mientras el 51% de los españoles afirma conocer la existencia del reglamento, solo un escaso 7,3% comprende cómo esta regulación impacta en sus vidas y actividades cotidianas. Este desconocimiento coexiste con una demanda significativa de regulación: el 93,1% de los encuestados considera esencial contar con normas que controlen el uso de la IA tanto por empresas como por individuos.
Los avances en inteligencia artificial han transformado la sociedad, generando oportunidades significativas para empresas y ciudadanos. No obstante, también han despertado preocupaciones en torno a la privacidad, la seguridad y la ética. La proliferación de aplicaciones de IA sin la supervisión adecuada ha expuesto a la sociedad a riesgos como el sesgo algorítmico, la discriminación y la falta de transparencia.
Entelgy ha hecho un esfuerzo por esclarecer los principales objetivos y aspectos del nuevo reglamento europeo sobre inteligencia artificial y su impacto tanto en empresas como en particulares. El principal propósito de esta normativa es garantizar la seguridad y los derechos fundamentales de los ciudadanos de la UE frente a los riesgos asociados a la IA. Para ello, se han clasificado las aplicaciones de IA en cuatro niveles de riesgo: inaceptable, alto, limitado y mínimo. Los sistemas de IA que manipulan comportamientos humanos o utilizan el reconocimiento facial en tiempo real en espacios públicos están catalogados como de riesgo inaceptable. En contraste, las aplicaciones de riesgo limitado y mínimo deben cumplir con obligaciones de transparencia, asegurando que los usuarios sean informados cuando interactúan con sistemas de IA.
Las empresas que proveen IA en la UE están obligadas a adaptar sus procesos para alinearse con el nuevo reglamento. Esto implica llevar a cabo evaluaciones exhaustivas de riesgos, asegurar la conformidad con los requisitos técnicos y de transparencia, preparar documentación técnica detallada y someterse a auditorías de conformidad. Además, deben incorporar principios éticos y de seguridad en todas las fases del desarrollo de sus sistemas de IA.
La implementación de esta normativa tiene implicaciones significativas y positivas para los ciudadanos de la UE, ya que se garantiza la protección de sus derechos fundamentales, se mejora la transparencia y la seguridad de las aplicaciones de IA, y se fomenta la confianza en estas tecnologías emergentes. Pero la influencia de la regulación europea podría extenderse mucho más allá del continente, estableciendo un estándar internacional para la regulación de la IA. Empresas operando a nivel global tendrán que adaptarse a estos requisitos para acceder al mercado europeo, lo que podría instaurar prácticas responsables en todo el mundo.
“Esta normativa representa un paso crucial para asegurar que las aplicaciones de IA se desarrollen y utilicen de manera segura y ética. Esto no solo fortalecerá la confianza de los consumidores en las tecnologías de IA, sino que promoverá un entorno de innovación. Ante ello, las empresas debemos facilitar la adopción de las medidas y prácticas propuestas.”, afirman desde Entelgy.
