El Centro Andaluz de Teleictus (CATI) se ha convertido en una herramienta clave en la atención de pacientes con ictus en Andalucía, activando el Código Ictus en 6.793 ocasiones desde su puesta en marcha en 2019. Este sistema organizativo es fundamental para coordinar las emergencias extrahospitalarias y los hospitales con Unidades de Ictus, asegurando que los pacientes lleguen rápidamente al hospital para recibir tratamiento inmediato. Sevilla encabeza la lista de provincias con más casos atendidos (1.889), seguida por Almería (1.280), Jaén (1.104) y Granada (1.080).
La rapidez en la atención es crucial, ya que el ictus es una enfermedad tiempo dependiente que puede tener graves repercusiones en la salud del afectado. El objetivo del CATI, que comenzó a operar en 2019, es optimizar la atención del ictus agudo incrementando las tasas de tratamientos de reperfusión mediante la telemedicina. Este sistema permite que los pacientes reciban atención en cualquiera de los 33 hospitales de Andalucía, incluso en los que no cuentan con neurólogos de guardia, cubriendo a tres millones de habitantes.
Desde su implementación, el CATI ha prácticamente eliminado las barreras geográficas de Andalucía para el acceso a tratamiento inmediato, logrando que el 99,9% de la población pudiera llegar a un centro de atención en menos de una hora, una mejora significativa respecto a la situación anterior, donde un 30% de la población vivía a más de media hora de un hospital capacitado para ofrecer tratamiento fibrinolítico.
Andalucía registra cerca de 21.000 casos de ictus al año, una estadística alarmante siendo la primera causa de muerte y discapacidad física en mujeres en España y la segunda en hombres. El envejecimiento de la población podría agravar estos indicadores. Los tratamientos en fase aguda más efectivos han sido la fibrinolisis intravenosa y la trombectomía mecánica, que han demostrado reducir el riesgo de dependencia en los pacientes. La introducción de la trombectomía mecánica ha ampliado la ventana de tratamiento hasta 24 horas, mejorando la eficacia del tratamiento.
Basado en las recomendaciones internacionales, el CATI ha adoptado el modelo ‘Spoke and Hub’, donde los ictus son evaluados remotamente por neurólogos vasculares a través de videollamadas y el sistema de radiología PACS. Esto permite decidir rápidamente el mejor tratamiento y si es necesario trasladar al paciente para atención especializada. Este modelo ha sido crucial para mejorar la atención y reducir los tiempos de intervención, cruciales para minimizar los daños permanentes que pueda causar un ictus.
Fuente: Junta de Andalucía.