El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, rompió su silencio tras días de tensión política en Corea del Sur, disculpándose públicamente por declarar la ley marcial de emergencia, una decisión que ha sacudido los cimientos democráticos del país. En su breve declaración, Yoon expresó «desesperación» como motivo y aceptó asumir cualquier responsabilidad política y legal. En medio de rumores de una nueva ley marcial y con una moción de destitución programada en el Parlamento, Yoon dejó en manos de su partido el futuro de su mandato. La oposición busca el apoyo necesario para destituirlo, mientras miles de ciudadanos se manifiestan en temperaturas bajo cero, reclamando su salida. El ambiente tenso está alimentado por recuerdos de la dictadura, con figuras como Kim Gap-soo alertando sobre el peligroso giro autoritario del presidente y la posibilidad de un golpe de estado. La situación permanece al borde, con negociaciones y demostraciones masivas en curso.
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