Desde su fundación en 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido un pilar fundamental en el ámbito global de la salud pública, enfrentando desafíos epidemiológicos y promoviendo el bienestar de la humanidad. La génesis de este organismo se remonta a mediados del siglo XIX, cuando las pandemias de peste, cólera y fiebre amarilla impulsaron la necesidad de una respuesta coordinada a nivel mundial. En la Conferencia Sanitaria Internacional de 1851 en París se sentaron las bases para la colaboración internacional en salud, una visión que continúa guiando a la OMS en el presente.
La labor de la OMS se expande actualmente a más de 150 países, y su presencia es crucial en las regiones afectadas por conflictos. El 2023 trajo consigo un sombrío registro de más de 1200 ataques a personal de salud e instalaciones hospitalarias en 19 naciones, subrayando los retos en la prestación de servicios sanitarios en escenarios bélicos. En respuesta, la OMS ha redoblado esfuerzos, facilitando la llegada de vacunas y suministros médicos a comunidades aisladas, desempeñando así un papel vital en la preservación de vidas.
Entre los triunfos más notables de la organización se encuentra la eliminación de enfermedades infecciosas como la lepra y el tracoma en varios países, mediante políticas de salud efectivas y sostenibles. Esfuerzos dirigidos a erradicar la transmisión maternoinfantil de enfermedades como el VIH y la sífilis destacan en naciones como Belice y Jamaica, indicando que el trabajo de la OMS marca una diferencia tangible en los lugares más vulnerables del planeta.
Frente a la revolución digital, la OMS está integrando tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, para potenciar la salud digital. Esta integración se lleva a cabo con la premisa de asegurar la seguridad y la eficacia, minimizando riesgos asociados con el manejo de datos sensibles, un enfoque esencial en el entorno cada vez más digitalizado de la salud pública.
El cambio climático, sin embargo, representa un desafío adicional. Con sus efectos devastadores ya evidentes, la OMS desarrolla estrategias para evaluar y responder a las vulnerabilidades de sistemas de salud globalmente. Las condiciones extremas de temperatura y la contaminación creciente son realidades que demandan la atención inmediata de la organización, mientras esta elabora planes para mitigar su impacto sobre la salud humana.
En la actualidad, la OMS está involucrada en negociaciones críticas para un tratado global de preparación y respuesta ante pandemias, reflejando su compromiso perenne con la salud global. Con un presupuesto de 6830 millones de dólares para el bienio 2024-2025 y bajo la dirección del doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, la OMS continúa marcando el rumbo hacia un futuro más saludable y equitativo para todos.