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OpenAI asegura un contrato de $200 millones con el Pentágono: La IA generativa se integra en la defensa nacional

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La inteligencia artificial continúa consolidándose en sectores estratégicos a nivel global. Recientemente, OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT y Sora, ha asegurado un contrato de hasta 200 millones de dólares con el Departamento de Defensa de Estados Unidos (DoD). Este pacto, anunciado por el Pentágono, busca desarrollar prototipos avanzados de IA que transformen tanto los procesos administrativos como las operaciones militares del complejo militar más grande del mundo.

Este acuerdo representa un hito en la adopción de IA generativa por parte de la administración pública estadounidense, y está gestionado a través de la Chief Digital & AI Office (CDAO). La iniciativa abarca la creación de «agentes inteligentes» y soluciones para tareas críticas, como la gestión de datos y el soporte en decisiones estratégicas. Con una dotación inicial de casi 2 millones de dólares, el contrato prevé inversiones hasta 2026, con el objetivo de superar los modelos actuales y avanzar hacia asistentes virtuales autónomos.

El nacimiento de “OpenAI for Government” acompaña esta colaboración, centralizando los esfuerzos hacia agencias federales, estatales y locales. La empresa destaca su intención de “desbloquear soluciones IA” que potencien las capacidades del sector público y reduzcan la burocracia, permitiendo así un enfoque más directo al servicio ciudadano.

Sin embargo, la introducción de IA generativa en el ámbito militar no está exenta de controversia. Las «alucinaciones» o resultados incorrectos de la IA, junto con desafíos de control y seguridad, han suscitado debates internos. La Marina de EE.UU. incluso ha sugerido un enfoque de «desconfiar y verificar» ante la IA. Como respuesta, el Pentágono ha implementado pruebas en entornos controlados, asegurando una integración supervisada de la tecnología.

OpenAI, por su parte, ha subrayado su política de prohibir desarrollos ofensivos, asegurando que todas las aplicaciones estarán alineadas con el marco ético de la empresa. Con este acuerdo, OpenAI no solo se posiciona como un proveedor de referencia para futuros contratos, sino que coloca a la IA generativa en el núcleo de la transformación digital del sector público.

El contrato tiene el potencial de marcar un precedente a nivel internacional, brindando un modelo para otros gobiernos que buscan integrar tecnologías avanzadas en sus estructuras. Este movimiento estratégico convierte a la IA en un elemento central en las decisiones estatales a nivel global, sugiriendo que la inteligencia artificial ha dejado de ser meramente una promesa futurista para convertirse en una realidad estratégica actual.

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