Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han dado un significativo paso adelante en el ámbito de las prótesis con el desarrollo de una revolucionaria rodilla biónica. Esta prótesis, denominada prótesis mecanoneural osteointegrada (OMP, por sus siglas en inglés), se integra directamente con los tejidos musculares y óseos de los pacientes, mejorando notablemente la movilidad de quienes han sufrido amputaciones por encima de la rodilla.
El avance fue detallado en un reciente estudio publicado en la revista Science, que evidenció cómo los usuarios de esta nueva tecnología superaron desafíos físicos y realizaron actividades cotidianas con una fluidez incomparable a la obtenida con prótesis convencionales. Los participantes del estudio reportaron una asombrosa sensación de fusión entre la prótesis y su cuerpo, llevando a que la extremidad artificial se sintiera como un apéndice natural.
A diferencia de las prótesis tradicionales, que dependen de un encaje externo, este dispositivo se fija al hueso mediante un implante de titanio, y se conecta a los músculos residuales a través de electrodos. Estos electrodos captan las señales neuromusculares, que son interpretadas por un controlador robótico para que la prótesis se mueva de manera adaptativa y precisa. La técnica quirúrgica utilizada, conocida como interfaz mioneuronal agonista-antagonista, es crucial en esta integración, permitiendo que la musculatura funcione como antes de la amputación.
Hugh Herr, profesor en el MIT y líder del equipo de investigación, comentó sobre la innovación, enfatizando que esta prótesis no es solo una herramienta, sino una extensión funcional del cuerpo humano. Este nivel de integración promueve una percepción de pertenencia del usuario hacia la prótesis.
El estudio incluyó a dos personas con amputaciones transfemorales y a otros 15 participantes utilizando diversos niveles de prótesis tecnológicas previas. Los resultados fueron consistentes: el rendimiento físico y la percepción de integración mejoraron notablemente. Los participantes expresaron la sensación de poseer dos piernas y un control directo sobre la prótesis.
Tradicionalmente, las prótesis avanzaron en aspectos mecánicos, pero limitaban la retroalimentación sensorial y el control motor versátil. La prótesis desarrollada en el MIT apunta a superar estas barreras a través de una integración integral entre tecnología y fisiología humana.
Este avance aún requiere de ensayos adicionales para su aprobación por la FDA, pero promete redefinir el diseño y uso de prótesis, recuperando no solo la movilidad mecánica, sino también el control neuromuscular y la percepción corporal. Se espera que, de superar las fases clínicas y regulatorias, el sistema esté comercialmente disponible en cinco años. La investigación ha sido respaldada por el Centro K. Lisa Yang para la Biónica y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA).