En un giro significativo de la política exterior de Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha iniciado movimientos para acercarse a Rusia y poner fin a la guerra en Ucrania, desmarcándose de la postura de apoyo inquebrantable a Ucrania mantenida por su predecesor Joe Biden. En conversaciones con Vladimir Putin, Trump sugirió la posibilidad de modificar las fronteras previas a la anexión de Crimea, algo que, según su Secretario de Defensa Pete Hegseth, es más realista que aspirar a mantener las antiguas. El nombramiento de Tulsi Gabbard, conocida por su tendencia prorrusa, como Directora de Inteligencia Nacional, refuerza esta nueva dirección, suscitando reacciones diversas entre los aliados de Estados Unidos. Europa ha expresado su preocupación, enfatizando la importancia de incluir a Ucrania en cualquier negociación y destacando la necesidad de robustecer la capacidad militar ucraniana antes de cualquier diálogo significativo con el Kremlin. Con el tercer aniversario de la guerra acercándose, estas acciones alimentan el debate sobre el futuro de la política internacional en el conflicto.
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